Las
túnicas bordadas tienen detrás un valor simbólico. Representa la Divinidad y
resalta la imagen sobre las demás figuras. Los bordados son elementos que nos
hablan sobre la Pasión, el Paraíso …
También,
tenemos que tener en cuenta, que siglos atrás no había luz en nuestras calles.
La luz de las velas se reflejaban en el oro, y así, se podía distinguir la
talla que la portaba.
En
un principio, las partes bordadas, solían ser la zona del cuello y las mangas,
pero cuando llegó el siglo XIX, el bordado se extendió por todos los rincones.
Se
empezaron a dejar de utilizar, en primer lugar, porque en aquellos años no
tenían los métodos de restauración que tenemos en la actualidad. Otro de los
motivos, se lo debemos al Gran Poder. Fue Muñoz y Pavón, quien expuso que, para
humanizar al Señor, se le debería de colocar túnica lisa. A partir de ahí,
distintas hermandades se unieron a esta moda. Otras no perdieron su esencia.
Puede
entenderse que quitar la túnica bordada sea mutilar la Divinidad de la imagen.
Lo
mismo ocurre con las potencias. Estos elementos que nacen de la cabeza de
Jesús, se representa desde la época bizantina, expresando verdad, bondad y
beatitud. Los libros de Isaías (LX, 1-3), y el Apocalipsis (XXI, 11 Y 15), nos
habla de una nueva Jerusalén resplandeciente como el oro.
Éstos
no son elementos de quita y pon. Los escultores no concibieron nuestras
imágenes para esto. Por encima de las modas y gustos personales, debemos de
preservar la Divinidad de lo Divino.
Artículo realizado por David Franco
Fotografía de Daniel de Conde
Comentarios
Publicar un comentario