Una leyenda popular figura en el origen de la Hermandad de la Hiniesta. Según se cuenta un caballero catalán, llamado Per de Tous, practicaba la caza por las montañas de su tierra cuando vio que uno de sus azores no osaba tocar una perdiz que se había refugiado entre unas matas de retama o hiniesta. Se acercó y, oculta, encontró una imagen de la Virgen María, con la siguiente inscripción: "Soy de Sevilla, de la ermita que hay junto a la Puerta de Córdoba". Se supone que esta imagen fue llevada hasta allí por un caballero cristiano, que la ocultaría tras ser invadida la ciudad por los árabes.
El mismo Per de Tous vino con la imagen a Sevilla y, un octavario en la Catedral, fue llevada a la parroquia de San Julián. Se sabe que la devoción a la Virgen de la Hiniesta, que fue proclamada patrona de la Ciudad, daría origen a una hermandad de gloria. Consta que en 1560 ya se había transformado en cofradía de penitencia. Esta hermandad tenía un hospital y se dedicó a Nuestro Señor Jesucristo, la Virgen de la Hiniesta y San Juan de Letrán.
La imagen antigua de la Hiniesta gótica se perdió también en el incendio de San Julián. Castillo Lastrucci realizó una copia similar. Esta imagen fue coronada canónicamente en 1974.
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